El fútbol por encima de todo
Es realmente asombroso observar como el fútbol ha conseguido crear lo que generaciones de políticos en democracia no han sabido encender, y es la pasión por unos colores que en este caso representan a España.
Desde que la democracia llegó en 1975 de la mano de los políticos franquistas liderados por Adolfo Suárez, nunca se había vivido un momento de tantísima euforia patriótica como en la noche de ayer, con la eurocopa, por fin, en el bolsillo de la selección española de fútbol, después de casi medio siglo. Tal vez durante el 11-M se vivió otra especie no de patriotismo pero sí de solidaridad con el pueblo de Madrid, pero qué duda cabe que las banderas ondeando por todas las calles, por todas las casas, por todos los rincones de España, pero todos, todos, solamente se ha producido por obra y milagro no de Zapatero, ni de Rajoy, ni de Aznar, o de Felipe, no, no; por obra y gracia de Luis Aragonés.
No sé hasta qué punto este sentimiento patriotico arrancado de las calles españolas gracias a una pelota puede considerarse como bueno, porque claro, un país, una nación, un sentimiento común, es algo que va siempre más allá de un deporte o una competición por muy arraigada que esté en la sociedad. Claro que muchos dirán que a falta de pan buenas son tortas, pero digamos que la situación por la que atraviesa España, aunque una gran mayoría de españoles quieran mirar para otro lado, ni se arregla ni se alivia entre una pelota o no.
Pero Ibarretxe sigue ahí....
Porque a los nacionalistas les puede causar repugnancia la selección, y así lo han manifestado, pero no es esta, ni mucho menos, su mayor preocupación. Y es que por mucho que Zapatero y su ganado intenten aparentar que no pasa nada con el desafío de Ibarretxe y que este referedum se desconvocará por arte de magia, o algo así, la realidad es que cuando un ciudadano, sea presidente o no, va a incumplir la ley de manera manifiesta, el estado de derecho no tiene más remedio que tomar medidas para impedir el delito, y este es el punto que el gobierno de España, que así se autodenomina, no ha explicado a los españoles que se interesan por el qué pasará. Sí, que van a recurrir a los tribunales, sí, que Ibarretxe se dará cuenta de que no puede seguir, estupendo. No se podía esperar otra cosa del zapaterismo. Pero Ibarretxe pretende seguir, Ibarretxe presume de su consulta y como sabe que el PSOE derogó la ley que llevaría a Ibarretxe a la cárcel, pues, ¿qué puede pasar?, ¿no dialogó y negoció Zapatero con ETA?, pues ya está.
Habrá que ver, no obstante, cómo se desarrollan los acontecimientos porque está a la vuelta de la esquina el desafío, y Zapatero no puede mirar hacia otro lado porque esto es algo que le puede estallar en sus propias manos. Hay cosas donde uno no puede hacer nada, dejarse llevar por la marea, y hasta tener suerte y arribar en un puerto decente, pero en esto del referendum de secesión de la comunidad vasca no admite más salida que el estado de derecho con todas sus consecuencias. Es decir, la ley tiene que ser cumplida, y si esto supone la suspensión de la autonomía vasca, mala suerte, pero si España permite que Ibarretxe haga lo que le sale de las narices el fin de España está más que asegurado.
El manifiesto por el castellano encrespa a los "progres"
Hemos tardado más de 30 años, pero por fin un partido, UPyD, se ha atrevido a elaborar un manifiesto para defender el derecho de todo español de estudiar en español se encuentre en la región que se encuentre.
Que el manifiesto está en la dirección adecuada lo corrobora el berrinche que se han pillado todos los medios progres que, a la vez que niegan la existencia del problema de inmersión lingüística, acusan al PP de ser el responsable de la discriminación en Galicia, Baleares y Valencia. Pero en que quedamos, ¿existe o no existe el problema?, porque si no existe no se puede acusar al PP de complice cuando no directamente responsable de la discriminación.
Pero en algo tienen razón, y es que por mucho que el PP firme ahora el manifiesto por el español, lo llamaremos así, ha sido el responsable y el legislador de la inmersión lingüística en Galicia, sobre todo, Baleares y Valencia, que también tiene tela. Es el resultado de una política de doble cara donde se defiende una cosa pero, en muchas ocasiones se practica la contraria. Ya con Aznar sucedió la claudicación a muchas práticas del nacionalismo en Galicia y en Cataluña, donde cortó de raíz la alternativa españolista encabezada por Vidal Cuadras. El remate definitivo, no obstante, ha venido de la mano, como no podía ser de otra manera, del gran lider Mariano Rajoy, ahora revelado como el gran déspota. Ya en la legislatura pasada apoyó el ataque frontal a la identidad nacional iniciado por Zapatero y acompañado por el PP con la cláusula Camps y la realidad nacional de Arenas Movedizas. Pero en esta el PP estás dispuesto a superarse, por mucho que firme manifiestos que contradice sus ponencias políticas y las declaraciones desvergonzadas de los nuevos y viejos palmeros de Mariano Rajoy de Bulgaria.
lunes, 30 de junio de 2008
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