Terminó la entrevista citando, de manera bastante subida de tono, una frase de Wiston Churchill: "Un fanático es alguien que no puede cambiar de mentalidad y no sabe cambiar de tema". La realidad es que a Rajoy no se le puede acusar de ser fanático excepto de una cosa: del centrismo. O, dicho en cristiano, del poder.
Claro que poco a poco nos va explicando lo que es el centro, "no una ideología sino una actitud ante la vida". No sé si esta frase será suya propia o se la habrá prestado Arenas Movedizas, Javier. Sea como sea empìeza a resultar no sé si más patético o más revelador, que Mariano Rajoy no se le caiga de la boca la misma palabra de la que ha hecho Gallardón su santo y señal: el centrismo. A esto se le llama asumir el discurso del futuro y lo demás es música celestial. Pero parece ser que a Rajoy le cuesta reprimir el déspota que lleva dentro, ocupando todo él, cuando nos dice que episodios como el de Elorriaga "son cosas que pasan y es mejor olvidar". Es decir, que a Rajoy le importa una mierda lo que digan o puedan decir de él siempre y cuando no esté en sintonía con ese cariño y afecto que le han dispensado "tanta gente" que le ha pedido que siga, y que siga hasta el final, hasta volver a perder en 2012, se le olvidó decir.
Pero ya fuera de estrategias y palabrería, el único proyecto que tiene el déspota gallego, ojo no confundir con Fraga, para poder ganar unas elecciones es que la economía siga aprentando a los españoles hasta que logre la asfixia de la figura zapateril, un Zapatero que a las primeras de cambio, ¡y eso que está sin oposición!, se ha venido abajo y ha alcanzado ya tan pronto el estado de vaporiación gaseosa que caracterizó al Aznar del "Prestige", por ejemplo. A Zapatero sólo le falta decir que se aparecerá a los españoles cuando tenga soluciones bajo el brazo, y ya sería completa la simbiosis.
Aún así, y al margen de crisis y recesiones, estamos a miércoles y Rajoy va a agotar el plazo hasta el sábado para comunicar a los demás mortales su equipo. En este sentido solamente le falta anunciar que sus nombres los tiene en una libreta roja, ahora roja, la libreta azul era de Aznar, y ya se sabe. Yo siempre he dicho que Rajoy ha hederado lo peor del aznarismo empezando por su despotismo tardío, cuando ya el dedo era el único elemento aznarí que mandama más que el propio Aznar. Lo malo es que Rajoy ya traía de fábrica unas "virtudes" que lo adornan aún más, y es la traición sin pestañear a todo aquel que pueda alejarle de la posibilidad de seguir pegado a su poltrona.
Muchas cábalas se hacen del equipo rajoyista, faltaría más. Pero la cuestión es muy simple: o Rajoy hace un equipo lleno de fieles y mediocres, lo más probable; o Rajoy incluye algunos elementos en su equipo que han sido críticos con él, lo que haría ya el sovietismo en el PP una regla de estricta observancia, como en los monasterios. Porque ya me contarán qué esperanza le quedaría al PP si todos los que han sido críticos con Rajoy acaban integrados en su equipo. No es que a día de hoy tenga mucho futuro alguna alternativa en el partido, pero de esta manera ya sería el no ser decente y, además, parecerlo.
Me ha llamado la atención de que a 3 días de la KOMINTERN popular, uno de los asuntos que más preocupa al politburó genovés, es ¡la ponencia sobre matrimonios homosexuales!. La doctrina de Rajoy, ya se sabe, lo que digan los jueces, pero cuando un partido ha presentado un recurso contra el matrimonio gay, no puede, en su congreso de ideas, recordad como lo repiten muchos farsantes peperos, no debatir esta cuestión. Porque si, precisamente, no se debate uno de los puntos más conflictivos y que más alejan al PP de esa ansiada, como muchas veces necesaria, modernidad, pues que baje Dios y lo vea.
Pero así es el PP de Rajoy, donde están presentado mucha más resistencia a que se apruebe el matrimonio gay a que se pongan las bases para rogar al PNVo CIU que les concedan un baile.
miércoles, 18 de junio de 2008
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