Es realmente asombrosa la ingratitud que puede reinar en política, donde toda lealtad tiene fecha de caducidad en cuanto supone alejarse del cargo oficial. Cuántas veces hemos visto puñaladas traperas y fechorías varias a lo largo de nuestra historia de la democracia, pero quizás nunca se ha producido un acto tan suicida y temerario como el que están protagonizando toda la nueva cúpula pepera tratando no ya de amortizar a Aznar sino de dejarlo como un juguete roto e inservible en el trastero del tiempo. De María San Gil dijeron que los anti depresivos y el cáncer le habían transtornado, de Aznar ya les falta poco para que digan que ha enloquecido de rencor y de pasado, porque esas son las consignas de los enemigos de siempre del PP pero ahora amigos de Rajoy, y los palmeros oficiales de Mariano: un discurso de Aznar marcado por el rencor y el pasado.
Pero en este nuevo PP rajoyesco se está fraguando una figura emergente, una super estrella que promete tardes de gloria sin igual y que responde al nombre de Pons. Hay que ver estos políticos provincianos sacados del anonimato mediático, como reaccionan ante la posibilidad de que sus teorías y pensamientos, o derivados, sean escuchados a lo largo de la geografía peninsular. Claro, que políticos provincianos hay de dos estilos: el estilo Rajoy, un político mediocre que crece a la sombra de todos y con el puñal siempre como compañero de caminos; y el estilo Pons, político cuya ambición sólo es superada por su verborrea desvergonzada.
Hay que tener una cara muy dura para que ahora venga Pons a darnos lecciones a todos sobre pasado, presente y futuro, y en particular a Aznar, al cual se permite descalificar y menospreciar llamándole anticuado y poco más que chatarra inservible. Recuerdo que fue Nebrera la que dijo hace ya un año o así que Aznar era un poco como un jarrón chino, molesto quería decir. Pues ojalá para Pons le mereciera el ex- presidente el mismo cuidado y consideración que un jarrón chino. Pero claro, que se puede esperar de alguien que compara a Rajoy con Churchill y Suárez, nada más ni nada menos. Después de esto me imagino que mañana o pasado, saldrá Cospedal para equiparar a Rajoy con el mismísimo Jesucristo, porque en peloteo nadie se le pone por delante a la flamante secretaria general, faltaría más.
Aún así, es evidente que todas estas declaraciones de Pons, siempre se supera a sí mismo cada vez que habla, pueden tener un componente cómico y simpático en esta actualidad que tan necesario se hace el reír. Pero lo que es realmente infecto, lamentable y, desde luego, lo último que se le podía haber ocurrido al PP, es el descalificar a Aznar mano a mano con los escribas de oficio, prostitutas de profesión, que ahora han comprendido el mal que ha llevado al Partido Popular de derrota en derrota, y que no es otro que Aznar. En el 2004 perdieron por culpa de Aznar, con Irak y el 11-M como muestras de la soberbia y locura de un presidente endiosado. Y en el 2008 han vuelto a perder por culpa de Aznar porque aún quedaban restos de aznarismo en el partido de Rajoy. Ahora, ¡ahora!, es cuando Rajoy podrá ser él mismo, y por fin podrá ganar las elecciones y derramar sobre todos el cuerno de la abundancia centrista que tan rápido y tan bien va a curar nuestras heridas.
Como ya dije en otro artículo, Aznar es muy soberbio, y nadie lo puede discutir. Pero en el pecado lleva la penitencia porque fue esa soberbia la que lo empujó a legitimar la dedocracia como fórmula infalible de sucesión exitosa, y hasta aquí están llegando sus frutos. Y porque esa soberbia ha sido la que, eso sí, por "responsabilidad", le ha imposibilitado pedir perdón a todos los votantes del PP por su gran, inmenso, su mayor error de todos llamado Rajoy, y articular o, por lo menos, abrir una puerta real a la alternativa tan necesaria como inevitable para la supervivencia del PP a Mariano Rajoy.
martes, 24 de junio de 2008
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