martes, 17 de junio de 2008

EL HONOR DEL HONORABLE

Aunque para un gran número de políticos les parezca mentira, la democracia también tiene honor. Y una democracia donde se produce una sentencia judicial en clave política, poco puede honrar a su sociedad. Claro que a Gallardón la dignidad democrática de España le importa bastante poco tirando a nada. La prueba la tenemos cuando lleva a los tribunales al locutor más crítico con él con la intención de silenciarlo, de meterle el miedo en el cuerpo, aún a sabiendas que esto con Federico era pinchar en hueso. Pero siempre quedará la satisfación de haberle ganado un pulso al periodista tanto en su partido-puñalada trapera de todos a Federico- como en los tribunales, en primera instancia. Y qué decir de la felicidad que ha regalado entre PIRSA y demás satélites rajoyistas que vistiéndose de moderados y portavoces de una nueva derecha moderna intentan disumular si inanidad intelectual y su moral prostituida.

Yo no creo que la libertad de expresión en España esté en peligro, es que directamente siempre ha estado supeditada a ciertos intereses que han prevalecido muy por encima de, muchas veces, la verdad. Claro que tú puedes decir lo que piensas, criticar lo que quieras, denunciar lo que te afecte, pero las consecuencias que se deriben de ello es un gallo de otro cantar que, no pocas veces, hace de ser temerarios y suicidas denunciar o luchar por la verdad cuando está en contra de algún poder fáctico o, simplemente, de algún tipo de poder. Eso de Juana de Arco es algo que no se estila, precisamente, en nuestro país.

Pero lo preterido por Gallardón con su querella a Federico Jimenez Losantos no es tanto el apuñalar la libertad de expresión que le resulta incómoda como el demostrar a su mayor enemigo que es él, y no Federico, quien manda en el PP y quien va a mandar mucho más. Ayer mismo Rajoy respaldó a su alcalde cuando en más de una ocasión, y durante la pasada legislatura, le pidió a Gallardón que retirase la querella contra Federico. Por supuesto Gallardón le engañó más de una y más de dos veces, algo que ya es costumbre en los recibes de Mariano. Pero ahora las cosas han cambiado, y lo han hecho de tal manera que hasta Esperanza Aguirre dejó tirado a Federico en el juicio recién celebrado. ¿Qué se puede esperar de este PP búlgaro hoy, gallardonita mañana?, realmente nada, por lo menos nada bueno.

Uno cuando se detiene a observar los mensajes y las declaraciones de todos los dirigentes, o su mayoría, en los últimos meses, se da cuenta de que el Partido Popular ha sido atrapado por una ansiedad monstruosa de ganar las elecciones al precio que sea, como si de golpe se hubiese despertado una ambición febril que ha hecho derrumbarse a muchos pilares que creíamos que aún sosténían el PP. Pero con esto del PP va a pasar como con Zapatero y sus diputados: cuando llegue el juicio de la historia, cuando la responsabilidad llame a su presencia, nadie podrá ser declarado inocente, ya sea por acción o por omisión. Es verdad que el principal culpable de que Gallardón llegue a ver cumplido el sueño de su vida es Aznar, que antepuso su mujer a España, pero después de Aznar la culpa la tiene Rajoy. Quizás algún día nos explique por qué ha pasado de rechazar su inclusión en las listas al parlamento, a brindarle en bandeja de plata el partido al alcalde madrileño.

De todos modos no hay que ser injustos, y no es, repito, Gallardón el peor del PP. Es el más descarado, sí, pero no el peor. Ahora, sin embargo, lo que toca repetir como loritos de feria es lo del derecho al honor por encima de todo, que dicen los del PP mientras se dan golpes de pecho. Claro que para este PP el honor es, ante todo, el centrismo, sin centro no hay honor. Pero, ¿dónde estaba el honor cuando Almodovar acusó al PP de intento de golpe de estado?, ¿dónde estuvo el honor del PP cuando Moratinos acusó a Aznar, al que le deben todo, de promover golpes de estado en el extranjero?, ¿dónde estuvo el honor del PP cuando los titiriteros paseaban pancartas con las caras de todos los populares y la palabra asesinos debajo?.

En fin, hay tantísimos ejemplos del "honor" popular centristamente entendido, que podríamos dedicarle un monográfico a ello. Si en su día, por entonces, cualquier político del PP hubiese hablado del honor, de su honor, les habríamos creído, pero a día de hoy el problema es que ya nadie puede creer demasiado en el PP, y ya si nos habla de honor, para qué contar. El honor del honorable, ya se sabe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

José Antonio Zarzalejos Nieto, hijo de JOSE ANTONIO ZARZALEJOS ALTARES, ha presentado una demanda civil contra Don Federico