Han pasado ya algunas semanas desde que este PP de Rajoy, este nuevo PP de Rajoy, insisto de Rajoy, empezó a andar. Y como dicen que todo cargo tiene derecho a 100 días de gracia, algo absurdo que nunca he terminado de comprender, Rajoy dejó claro, casi desde el primer día posterior a su segunda victoria derrotada, que no necesitaba tantos días para demostrar que estaba dispuesto a perder todo, menos el cargo, con tal de seguir enchufado a una poltrona que le tenía más enganchado y dependiente de lo que muchos jamás pudimos imaginar.
Es verdad que con el paso del tiempo, y la mirada hacia atrás, uno ve las cosas de manera tal vez más serena, pero todas las páginas abyectas y miserables que el nuevo PP de Rajoy ha dejado para los anales, no cotizarán, precisamente, a la baja en la traición y navajeo, cuando la historia que nunca se detiene empiece a pasar revista desde una lejanía prudencial. Todo lo que hoy, ayer, ante ayer, nos parecía bochornoso, dentro de 6 meses, de un año, será aún mucho más bochornoso, que lógicamte a Cospedal le dará exactamente igual, para ella perder un millón, dos millones de votos, es algo que no le quita, faltaría más, ni un solo minuto de sueño.
Pero hay que reconocer que dentro de todo este proceso de gestación del nuevo PP de Rajoy, si bien lo más miserable y vomitivo se ha plasmado en la metamorfosis moral, social y política del PP vasco, la página más divertida la encontramos en el PP catalán, que aunque realmente tenga poca gracia para la posibilidad real de democracia en Cataluña, el espectáculo pre congresual, congresual, y ahora post congresual, es digno de ser reflejado en un sainete de aquellos que se merecerían llenar el teatro real madrileño a lo largo de todo un año. O también como intermedio en el espectáculo del mayor show girls de Madrid o el tradicional Boys que tanta competencia le hace al bingo entre las señoronas castellanas bien situadas en la tercera edad.
Hoy Alicia Sánchez Camacho que sigue paseando su trofeo catalán como prueba inequívoca de su cuchillada jamonera a María San Gil, ha dejado meridianamente claro el ideal que va a reinar en el PP catalán a partir de ahora: el no hace falta. En el PP nada haca falta, excepto la cara dura. Con cara dura, a día de hoy, en el PP se llega a lo más alto, véase Rajoy. Por eso lo que ha dicho Alicia no es tampoco para alarmarse, es, a lo bruto, la esencia principal del nuevo despotismo nada ilustrado de Rajoy: no hace falta. ¿Respetar a Aznar aunque sea la cuarta parte de lo que el PSOE respeta a Felipe?, no hace falta. ¿Disimular la patada en el trasero a históricos como Mayor Oreja?, no hace falta. ¿Respetar, aunque a Lasalle le pida el cuerpo otra cosa, a la figura de San Gil?, no hace falta. ¿Jubilar ya de una vez a Manuel Fraga que tanto daño está haciendo al partido?,no hace falta. ¿Abrir el PP a unas primarias donde sean sus militantes los que elijan a su líder?, no hace falta. Es que tantas cosas han dejado de hacer falta en el PP desde que Rajoy se subió a su velero llamado libertad...
Que nadie espere, eso sí, una respuesta heróica o contudente de nadie del PP. Como mucho Alicia nos dirá que se mal interpretaron sus palabras, y aquí no ha pasado nada. Es la eterna costumbre del político de pensar que puede tomar a todos los ciudadanos por imbéciles y engañarles cada vez que quiera, aunque también es verdad que no está exento de muchos votos de aquellos seguidores que asumen la mentira y el engaño en la naturaleza del político y, claro, para que nos engañen los otros, pues que nos mientan los nuestros.
Y así una vez más volvemos a ver cómo es posible que todo el PP genoves haya firmado el manifiesto, y aquella que pone a dedo Rajoy en Cataluña va y nos dice que "no es necesario". O cómo la palmera Cospedal dice, sin ruborizarse además, que su partido seguirá partiéndose la cara por defender el castellano, mientras en el congreso regional de Cataluña si quitásemos los logotipos del PP sería perfectamente equiparable al lenguaje de un congreso de ERC.
Hay que comprenderlo, es el centrismo, es la huella de ese hombre fuerte llamado Javier Arenas, el cual después de tirarse durante meses día y noche diciendo que el estatuto andaluz era malo para Andalucía, vino la barita del centrismo y, magia arenil, el estatuto andaluz ya era muy bueno, y con realidad andaluza incluida, para que luego digan. Creo que a estas alturas sí que no es necesario seguir explicando mucho más cómo caza la perra en este nuevo PP de Rajoy
jueves, 17 de julio de 2008
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