Parece ser que después del atrevimiento y osadía de unos "hooligans" de abuchear en el congreso catalán a la tonta útil de Ana Mato, ahora están teniendo el mal gusto, la poca gratitud, el afán por destruir, por ahora, 2 cargos del PP vasco que han dimitido por coherencia y apoyo a María San Gil. Y esto ya es sorprendente, pues cuántos apoyaron a San Gil y dijeron que si María se iba ellos se irían, y sin embargo María se fue y ellos siguen ahí.
Ya se sabe que la dignidad en la política, y no digamos ya en este PP rajoyesco, no es que sea rara avis, sino que está sañudamente perseguido y casi elevado a la categoría de incompatible con compajinar un cargo al servicio de Rajoy. Pero claro que del dicho al hecho hay mucho trecho, y hasta hoy solamente habíamos visto chispas de dignidad entre militantes de base del PP catalán. Pues a partir de hoy ya han escrito dos vascos su nombre en la lista, tan tan corta, de la gente digna en estos tiempos rajoyescos que cuando la historia venga a hacer su juicio inapelable, dejarán en tal mal lugar tantos y tantos políticos que ayer parecían honrados y dignos y hoy se han descubierto como garantes de la miseria en el PP.
Las razones de sus dimisiones, en especial la carta de Carmen Rubio, vienen a confirmarnos lo que ya sabíamos pero muchos se resistían a reconocerlo al no haber prueba gráfica, documental, testimonial, que dejase al descubierto tanta desvergüenza, traición aviesa y puñaladas a destajo, que habían despedazado la moral y el coraje de una mujer ejemplar que tuvo que presenciar en directo como asesinaban a Gregorio Ordoñez y, desde entonces, ha estado jugándose cada día su vida para defender los valores de la democracia, de la libertad y de España. Que sí, que otros que hoy tracionan todo esto también se han jugado la vida, no se puede negar. Pero con una diferencia, que ahora los Alonsos y Baisagoitis prefieren que los nacionalistas le perdonen la vida a seguir jugándosela en nombre de los españoles y de la dignidad de una sociedad que muchas veces se respeta muy poco a sí misma. Ya muchos, pero muchos, de los dirigentes de este nuevo PP vasco están a la altura de personajes como Jaúregui, por ejemplo, que pasó de ser uno de los objetivos prioritarios de la ETA a defensor de causa de Batasuna y la rendición al terrorismo. Si ya entonces se criticó esta metamorfosis, esta traición a toda memoria de un pasado honrroso, no se va ahora a silenciar y ocultar que la mayoría de la cúpula del PP vasco está haciendo, exactamente, lo mismo que el PSE cuando llegó Paxti con la unción de un Zapatero que ya empezaba a revelarse como un peligro público para la idea nacional y toda dignidad que tuviese que ver con ella. Claro, que ahora esta metamorfosis del PP está subvencionada, patrocinada y estimulada por Mariano Rajoy Brey, el personaje más mediocre y miserable que ha tenido la derecha española en sus filas, y mira que ha tenido a mediocres y miserables.
La cuestión es que en el PP vasco no existe una Nebrera que pueda poner patar arriba la "pax rajoyesca", pues así ha decidido Rajoy administrar la "pax" en el PP, como los romanos en sus territorios. Todos reconocen al líder único aunque cada uno haga lo que quiera en su taifa, con los correspondientes disimulos, claro está. Pero ya a pocos días del congreso han abierto la puerta de la dignidad dos dirigentes que se han ido con María San Gil, que es donde debería de estar cualquier cargo del PP que tuviese un mínimo sentido del decoro y de la moral. Quizás no habrá más, o quizás empezaran a desfilar personas como Regina Otaola, cuya dimisión y apoyo así a María San Gil echo en falta, entre otras cosas porque la propia Regina así lo dijo antes de que San Gil fuese apuñalada e insultada. Sea como sea, veremos de nuevo la película de los últimos meses, donde todo y cada uno que ha discrepado o dimitido de la loa y el apoyo a Rajoy, ha sido perseguido, injuriado y triturado al más puso estilo socialista con sus enemigos, que hasta hoy siempre había sido el PP.
Ya ha empezado Usandizaga, insultando a Carmen Rubio. No tardará en hacerlo Cospedal, aunque quizás su fijación con María San Gil le impida insultar a nadie más del PP vasco, pero yo creo que le dedicará algunas palabras. Y, a partir de aquí, la lista ya se sabe, la de los palmeros de Mariano. Luego Rajoy dará la orden de no reproducir los nombres de los nuevos "traidores desestores", que así llaman en privado los palmeros a San Gil y Aznar, y se hará la fotografía con María del Mar Blanco para demostrar que nada ha cambiado en el PP, que todo sigue igual, como la canción de Julio.
Pero ahora no es tiempo de pax romana, sino es tiempo de dignidad o indignidad. El resultado, mucho me temo, ya lo podemos imaginar.
miércoles, 9 de julio de 2008
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