lunes, 21 de julio de 2008

MONTILLA Y BASAGOITI, LA DIFERENCIA ESTÁ EN LA DOSIS

En la dosis de desvergüenza, me refiero. Montilla, no obstante, tiene a su favor que está en el poder, mientras que Basagoiti está dispuesto a escupir y traicionar todo lo que haga falta con tal de, algún día, poder llegar a pisar la gran alfombra roja del presupuesto oficial. Claro que muchos no comprendrán tal cosa, porque aún existe gente que no está dispuesta a llegar al poder sin dignidad, pero lo que es más que evidente a estas alturas es que el poder sin dignidad no es propiedad exclusiva de Zapatero, ni siquiera del PSOE, sino que se disputa su propiedad de manera desgarrada este nuevo Partido Popular de Rajoy.

No ha podido hablar más claro ni en el sitio más indicado en consonancia de lo dicho, en el "Deia". Esto es como cuando Rajoy fue a la SER a hacer rimas con Francino, que no es Béquer pero Génova lo respeta más que al romántico. O cuando fue Alicia Sánchez Camacho a "la vanguardia" a decir que no era necesario firmar el manifiesto en defensa del español, sí, sí, el mismo manifiesto que había firmado la cúpula en masa de su partido. Ahora le tocaba a Basagoiti hacerse perdonar, por un lado, y confesarse, por el mismo. Y qué duda cabe que lo ha hecho de manera insuperable. Quizás sólo Olayarzabal lo podría hacer peor, hacer mejor quería decir, pero este segundo del nuevo PP vasco de Rajoy se reserva para tiempos próximos y batallas futuras.
Lo peor no es que hable del PP como un partido muy vasquista, que eso de vasquismo lo inventó un tal Sabino Arana. Tampoco es desolador que hable con desprecio de que la gente de apie consideré a los políticos del PP vasco como héroes, lo importante es que los perciba como gobernantes. Es decir, la versión más sórdida y miserable del queredme menos y votadme más de Adolfo Suárez, en sus tiempos del CDS. No. Lo que realmente hace que Basagoiti ya empiece a superar con creces a Patxi López en la ignominia y la traición a todo lo vivo y todo lo muerto es que se atreva a comparar, sin pestañear apenas, a Mayor Oreja y Redondo Terreros con las 3 "divas" del gobierno nacionalista vasco, con JuanJosé como madre superiora. Porque me imagino que lo siguiente a este insulto al más mínimo decoro y decencia será, además de que Basagoiti nos diga que se mal interpretaron sus palabras, llamar a Ibarretxe "JuanJosé", así, en plan familiar y paellero, para que el pacto con el PNV sea visto como algo natural, algo de casa, ¿para qué buscar fuera lo que tenemos dentro?.

Yo no sé si habrá alguna madre de alguien que escriba una carta a Basagoiti donde le diga eso de "harás y dirás cosas que nos helarán la sangre", pero la cuestión es que Regina Otaola, que además fue utilizada como coartada por Basagoiti, ya empeza a cuadrar poco con el mensaje y la postura de este PP patxizado que nada tiene que ver con ese PP de Gregorio Ordóñez o Miguel Ángel Blanco. Ahora es el momento de irse, Regina, y no intente hacernos comulgar con ruedas de molino que nada tienen que ver con la coherencia y la honestidad con lo que uno piensa y dice.
Ya sé que a Rajoy le encantaría que en un tiempo no muy lejano, le dijeran a él también eso de que te queremos mucho presidente, pero más queremos al país vasco. Dudo mucho que esto sea posible. Entre otras cosas porque Montilla ha llegado a ser presidente de Cataluña a pesar de ser analfabeto y a pesar de querer ser más nacionalista que Prat de la Riba. Basagoiti jamás llegará a subir ni un escaño con el camino que ha decidido tomar. Para ofertas vasquistas, querido, ya está el PSE, el PNV, IU, EA y todos. Excepto UPyD. Quizás en la comunidad vasca, según reflejan las encuestas, van a tomar el camino de Cataluña, de seguir erosionando y desgastando a la nación española pero a través del partido socialista.

Malos tiempos corren para aquellos españoles que aún se resisten a dejar de serlo. Para aquellos ciudadanos que aún se resisten a enterrar la memoria y la dignidad como base esencial de toda actuación política. Después de tres décadas, es imposible seguir actuando como si no existiese un pasado democrático donde mirarse, más que nada para aprender de nuestros errores, corregirlos y no volver a cometerlos. Pero aquí parece ser que el único partido que quedaba con ganas de luchar por un futuro mejor sabiendo que venimos de un pasado común, ha decidido matar cualquier atisbo de decencia con tal de abrazar poder, o por lo menos intentarlo.
Mucho confía, es verdad, Mariano Rajoy en que la crisis económica sea tan honda y extensa que lo lleve en volandas a la Moncloa. Puestos así hay que reconocer que solamente una situación de catástrofe nacional haría posible que quizás el PP obtuviese el apoyo de la mayoría para ver si así las cosas fuesen a mejor. Cualquier político que tuviese vergüenza no querría llegar así al poder, pero Rajoy no solamente quiere llegar así sino que sabe que de otro modo no lo hará. Y tampoco le importa. Habrá que ver lo que dice Cospedal de todo esto, y Pons, que muy callados están últimamente. Habrán dejado de guardia a Soraya con sus marcianos.

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