No hay nada como las entrevistas dominicales a los políticos para que saquen todo lo que llevan dentro, o casi todo, y se refleje la catadura moral del personaje. Y después de entrevistas antológicas a Gallardón y a Esperanza donde ambos coincidían en su intención de quitarle el puesto a Rajoy en el 2011, este domingo le tocaba a Mariano destapar el tarro de sus esencias, un tarro por otro lado bastante vacío, pues si de algo se puede jactar Mariano es de tener más esencias que las de sus habanos.
Por mucho que el congreso soviético de Valencia hiciera la función de enjuague bucal y quitase del medio a los pocos políticos del PP que osaron no arrodillarte ante el despotín gallego, nadie duda de que el Partido Popular vive una situación de interinidad insoportable. A día de hoy, se podría decir, que en el PP se dan cita todas las más bajas y miserables pasiones que pueden encontrarse en la política, desde el cinismo al peloteo; desde la conspiración a la sumisión; desde el oportunismo a la prostitución ideológica. Todo esto, claro está, con un claro culpable de fondo, Mariano Rajoy Brey, el cual después de 2 derrotar que lo incapacitaban para seguir al frente del PP, decidió quedarse con esas maneras despóticas por todos conocidos que le han inhabilitado para ser presidente del partido y no digamos ya del gobierno de España. Los votantes del PP ni quieren ni creen en Rajoy, una gran mayoría, pero aún existen un número importante de electores cuyo odio a Zapatero es mayor que el odio que sienten por Rajoy. Cambien odio por desprecio, la ecuación seguirá igual.
Nos dice Rajoy en su entrevista dominical, que él es su mayor crítico, que es muy duro consigo mismo y que no siente odio ni rencor hacia nadie. Por eso mismo orquestó las campañas contra María San Gil, Aznar o Federico Jiménez Losantos, porque él no es rencoroso de ninguna manera. Y, además, la prueba es que dejó fuera del cargo oficial a Elorriaga no por la carta que escribió en contra del despotín, ni mucho menos. Porque esta carta abierta de Elorriega fue lo único que le dolió a Rajoy de todo lo que se dijo o hizo desde su anuncio de seguir en el PP al precio que fuese. Ni comprendió entonces la carta, ni lo comprende hoy. Rajoy sigue sin comprender por qué Elorriega publicó una carta donde decía, abiertamente, que Rajoy debía irse.
Pero no termina aquí la cosa, porque también nos cuenta con detalle cómo eligió el traje para ir al debate televisado con Zapatero. Además para Mariano eso de que la imagen influye en el voto es una tontería. Una solemne idiotez, quizá quiso decir. Lo mejor, no obstante, lo acapara la pregunta final, y es cuando se le formula si cree que será presidente del gobierno, a lo que él contesta que sí, que no lo cree nadie pero él está seguro. ¿Cabe mayor muestra de chulería, despotismo, prepotencia e ignorancia en una respuesta? No. Porque con esto viene a decirnos que el sigue en el PP porque sí, porque él cree que debe de seguir, aunque no crea nadie en él. Y si fue un dedo quien lo puso, ahora son sus cojones quien lo mantienen, y perdón por la expresión.
Claro que este fin de semana no solamente ha sido el dominical una fuente de sabiduría popular, sino que en el congreso de Madrid, el cual Gallardón cedió mansamente a Esperanza, dijo el alcalde de la capital que Esperanza tiene que ayudar a Rajoy a ganar. Desde luego Gallardón, otro que tal baila. No solamente porque no hace mucho dijo que el partido elegiría en el 2011 al candidato a la Moncloa, que podía ser o no Mariano, “el mejor del partido por entonces”, vino a decir; sino porque no habría alfombrado la victoria de Aguirre si no supiera que sus fuerzas deben reservarse para el 2011, el asalto final.
Puede ser que a muchos les parezca divertida esta sucesión de capítulos de intrigas y luchas intestinas en el Partido Popular, pero Mariano Rajoy Brey es el responsable de que a día de hoy no exista una alternativa democrática al desastre sin paliativos que es el partido socialista de Zapatero. Mariano Rajoy ha matado la alternativa y la ilusión, y por mucho que se aferre a que la crisis económica sea tan feroz que el hambre y la desesperación de muchos españoles les haga votar al PP, si es que ganase las elecciones sobre este panorama de excepción y de crisis social, jamás podrá decir que es presidente de su país porque así lo quisieron la mayoría de los españoles. Rajoy sabe que no lo quieren, pero juega con la carta de no haber otra cosa a mano en una situación de alarma. Aunque, insisto, también en 1993 Felipe estaba contra las cuerdas por la crisis, el paro y la corrupción al por mayor, y ganó las elecciones. A lo mejor esto Rajoy lo ha olvidado, como sólo quiere mirar al futuro….
lunes, 22 de septiembre de 2008
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